MIENTRAS LA LLUVIA CAE TRAS DE MI VENTANA
Por Francisco García Pimentel
Mientras la lluvia cae tras de mi ventana, una taza de té humea sobre mi escritorio. Es el momento perfecto para escribir, la hora de las musas, el espacio de la inspiración diaria. Frente a mí, la pantalla en blanco me llama a abarrotarla de palabras. Me habla, lo juro. Mis emociones se adelantan, desbocadas, pero mi cerebro las detiene un poco. Calma. Sé que quieres que cada letra sea un golpe al destino, pero existen reglas. Cada letra, punto, coma y guion tienen su lugar exacto: encuéntralo. Recuerda que el arte es arte cuando logra usar la técnica para escapar de la técnica. Cierra los ojos, recibe el torrente del universo. Ahora ábrelos. Tus dedos se sienten energizados: tienes el don, ahora… escribe.
Y eso, señoras y señores, es una muestra de una obra de ficción: “La tarde mágica del escritor ideal”.
Ahora una obra de puro realismo: “La tarde equis del escritor real”.
Mientras la lluvia cae tras de mi ventana, pienso que tendré que dejar la bici e irme en taxi. Van a ser por lo menos setenta pesos; qué lata. En mi escritorio hay una coca sin gas. Es el momento desesperado, la hora de las prisas, el espacio de desesperación diaria. Frente a mí, la pantalla en blanco no me dice nada. Nada, lo juro. Una emoción me domina: el estrés. Mi cerebro no ayuda. Tengo que entregar mi artículo en media hora. ¿De qué diablos escribo esta semana? Tiene que ser original, útil, impactante sin ser amarillista, ético sin ser moralino. Calma. ¡Ah, no, calma no! ¡Apúrate! Pon una palabra, la primera. ¿Nada? Ok, revisa twitter, Facebook, un par de periódicos, tu librero, a ver si algo se te ocurre. Recuerda que el arte te da de comer, así que no te andes con romanticismos. Tienes dos novelas empezadas, dos non-ficción en la editorial. A ver si algún día salen, a ese paso- Y entre tanto ESCRIBE ALGO, BABOSO, TIENES MEDIA HORA. Ese sería un argumento para una película de acción, aunque no con Tom Cruise, sino con McAvoy. Escribe algo en media hora o la bomba explotará asesinando al primer ministro de Finlandia ¡No, Concéntrate! ¿Seguro que quieres dedicarte a esto? Hay otras carreras ¿sabes? El otro día publicaste un artículo profundísimo, digno del Pullitzer, y nadie lo leyó ¿a quién quieres engañar? Mejor sube un meme.
Faltan 20 minutos. Tic-toc, tic-toc. ¿Por qué nunca decimos Toc-tic? Las manecillas suenan igual. Toc-tic, toc-tic. Suena mal. Seguro en google hay un artículo sobre eso. Voy a ver.
Sí había un artículo… pero perdí siete minutos. Soy un menso. Me van a correr. Tengo que escribir algo, lo que sea. ¿Qué tan difícil es? ¡Eres un escritor, demonios! Shakespeare, Paz, Tolkien y tú son uno mismo. Eres heredero de la cultura universal, heraldo de la verdad…
Diez minutos. Ok. ¿Dejé monedas en el parquímetro? Creo que sí ¡Ah! Ahora tengo el tema ideal “La usurpación del espacio público para el beneficio económico de los partidos”. Buen tema, mal título. “El parquímetro asesino”, no te pases. Al final se me ocurrirá algo.
No, no va a funcionar. Mejor escribiré un artículo sobre lo difícil que es escribir. Puede ser una pieza de contrarrealismo literario, o un meta-comentario sobre el destino del hombre. Qué bueno que me dedico a esto. Si me preguntan, prefiero sufrir por esto que divertirme por cualquier otra cosa. Me imagino que a eso le llaman vocación.
Ocho minutos. Ok, empecemos:”
“Mientras la lluvia cae tras de mi ventana…”
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El autor es escritor, o eso intenta. Está escribiendo esto para llenar la cuota de caracteres que el periódico le exige. Faltan algunos. Aquí algunas de sus palabras favoritas: circunstancia, reiterativo, té, onomatopeya, alce. Listo. Síguelo en twitter @franciscogpr