¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO PÁNICO ESCÉNICO?
Por Francisco García Pimentel
9 de agosto de 2017
“No puedo… simplemente no puedo hacerlo”
A lo largo de los años me he encontrado con muchas personas que me dicen que sufren de pánico escénico. Sudan, se paralizan, tiemblan, rechinan y se resisten al escenario como los gatos a la bañera. No hay poder humano o divino que los haga tomar el micrófono.
Entonces ¿cuál es el secreto? ¿Mirar a un punto fijo en la pared? ¿Concentrarse en el guión? ¿Imaginar pensamientos felices? ¿Imaginar al público en ropa interior? No, no, no y por favor, NO.
He tenido la oportunidad de preparar a miles de jóvenes y no tan jóvenes en el arte y la técnica de hablar en público. Es siempre una experiencia fabulosa. La mayoría de ellos cree, antes de comenzar, que vamos a aprender posturas y trucos. Y sí, eventualmente llegamos a esto. Pero hablar en público se parece más a tirar un penalti o torear un toro. En todos la técnica es necesaria; pero son más importantes la fortaleza mental y la inteligencia emocional.
La buena noticia es que en el 95% de los casos que he tratado, el “pánico escénico” no es más que una tensión natural ante la amenaza del ridículo, el error o la derrota. A los temerosos se les abren los ojos cuando les digo, sencillamente: eso que tú sientes, todo el mundo lo siente. Yo no conozco a nadie que no tenga una saludable dosis de miedo, emoción y adrenalina antes de tomar el micrófono. Los que llevan años o décadas en el negocio no solo no dejan de tenerla, sino que se intensifica y la buscan constantemente: el miedo, la boca seca, las mariposas; la adrenalina al iniciar y la satisfacción al terminar. Es lo que alimenta a los artistas, cantantes, oradores y presentadores.
Así que si te da miedo hablar, te lo digo: a mí también. El miedo es una reacción bioquímica de nuestro cuerpo que nos permite estar alertas, expande nuestros sentidos y nos da más fuerza. Y ante el miedo, existen tres respuestas posibles: Huir, Atacar o Congelarse. (En inglés son las tres F’s: Fight, Flight or Freeze). El miedo es una ventaja evolutiva; nos permite sobrevivir y crecer.
Así que la verdad cruda es ésta: todos tienen miedo de hablar en público; todo el mundo tiene miedo escénico. Todos tenemos la misma materia prima; la diferencia es ¿qué se hace con ese miedo? ¿Huir, Atacar o Congelarse?
En mi experiencia, los oradores exitosos (en el entorno de los medios, los negocios, la academia o las artes) tienen distintas técnicas. Unos hablan así, se paran de esta manera, usan esta voz o aquella. Una preparación de oratoria que enseña técnicas siempre será limitada. El verdadero juego está en la mente, y los grandes son los que aprenden a utilizar el miedo en su favor.
¿Tienes miedo? Pues toma el micrófono igual, con miedo. Ese no se va a ir, así que topa posesión del mismo, invítalo a tu casa y hazle el desayuno. El miedo –la adrenalina, la fuerza, el fuego- se va a convertir en tu mejor amigo. Tu mensaje será más fuerte, más apasionado y más real. Y la gente te va a escuchar, porque has vencido el miedo. Ellos lo saben, y la gente sigue a los valientes.
Las técnicas vendrán después; pero el público no responde a técnicas ensayadas, sino a historias humanas, a la empatía y a la verdad.
¿Alguna vez has sentido miedo escénico? Agradece: solo significa que estás vivo.