LOS HÉROES QUE ME DIERON PATRIA
Por Francisco García Pimentel Ruiz
Publicado originalmente el 22 de octubre de 2013.
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patria. (Del lat. patrĭa). 1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos (Real Academia Española de la Lengua).
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Ahí está la definición: no la estoy inventando. Patria es un pedazo de tierra a la que uno se siente ligado, no sólo por vínculos jurídicos, sino también históricos y afectivos.
Nótese: la definición no dice “está ligado” sino “se siente ligado”, lo que significa que el concepto de patria reside, más que otra cosa, en la cabeza del patriota. ¿O no?
Con esto dicho, hagamos algunas consideraciones totalmente personales.
I
Yo me siento ligado profundamente a México, claro, porque aquí nací. Eso no fue decisión mía, realmente. Nací aquí y ya está. Creo que es válido tener especial apego por cosas que nos han sido dadas y que no elegimos, como nuestra tierra, nuestra familia y (cuando pequeños) nuestra habitación.
Jurídicamente, me liga a México la Ley de Nacionalidad y la Constitución, que dicen que tengo derecho a llamarme mexicano, razón por la cual se me otorga credencial de elector, pasaporte y garantías individuales; y se me cobran otras tantas cosas.
II
Históricamente, me liga a México la sangre de mis antepasados; algunos de ellos con pasado glorioso y otros de vida ejemplar y callada. A otros ni los conozco. Seguramente, si me voy años atrás encontraré, como la inmensa mayoría de los mexicanos, a tatarabuelos autóctonos y otros que vinieron de España o de algún otro lugar de Europa y se instalaron para trabajar duro. Pero desde ese punto de vista, la sangre me liga con otros países también ¿o no? Todos los mexicanos, TODOS, tenemos antepasados extranjeros.
También me liga, desde luego, la historia misma de nuestro México que, mientras más la conozco, más preguntas me plantea. Fuimos educados con cuentos de buenos y malos. Hoy la fábula es más difusa y poco a poco entiendo que en cada ocasión en que conquistamos o fuimos conquistados (los aztecas, por ejemplo, antes de ser conquistados, fueron conquistadores), o que nos enfrentamos en guerras y trifulcas, crecimos como nación y reforzamos nuestros lazos. México no existe sin esta mezcla y pretender otra cosa es abonar al odio histórico que nos mantiene en la lona.
Me liga a México, pues, su historia como fue; no como pudo haber sido.
III
No por ser desagradecido con Iturbide, Hidalgo o Morelos, pero los lazos más importantes que me unen con mi México son de tipo afectivo. A México no lo cambio por nada y sé que, aunque viaje, volveré siempre a esta tierra rica en volcanes, lagos y nubes. Pero sobre todo, su gente.
¡Vivan los héroes que nos dieron patria!
Que vivan, entonces, aquellos que han forjado en mi alma los lazos afectivos que me unen a mi tierra y que nunca se van a borrar.
Que vivan mis abuelos, mis tíos, mis primos, mis hermanos y mis papás. Que vivan Gabilondo Soler, José Pablo Moncayo, el Tío Gamboín y el Tío Patota. Que vivan los chilaquiles de mi mamá. Viva mi Cruz Azul subcampeonísimo y que viva la Glorieta Chapalita. Que viva la gente que sale a las calles, al tianguis y a la plaza los domingos. Viva el profe Ponchito y mi grupo de Teatro. Que viva quien sea que inventó la torta ahogada, la barbacoa de hoyo, los tacos con guacamole. Que vivan el mariachi y las bailarinas de regional. Que vivan Octavio Paz y Jaime Sabines. Que vivan los tecolotes de Sanborns. Que viva mi familia y el párroco de mi colonia. Que viva mi equipo de futbol de los sábados. Que viva el vecino de enfrente, el que tenía bicicleta.
No caudillos, sino familia y amigos son los que a mí me han dado esta patria a la que siempre he de volver. A ellos les celebro, les grito y aplaudo ¡Que vivan ellos, que viva usted y que viva México!